DESÓRDENES DE LA VISIÓN
Presbicia
- Catarata - Glaucoma - Desprendimiento
de la retina
Degeneración macular asociada a la edad (DMAE)
El ojo
representa muy exactamente la cámara oscura de
una cámara fotográfica. Hasta cierto punto es
una cámara fotográfica altamente especializada.
Recibe y registra las imágenes que se transmiten
al cerebro por el nervio óptico y una red de
fibras nerviosas compleja. El fenómeno de la
visión resulta de la interpretación de las
imágenes recibidas por el cerebro. Las distintas
partes del ojo contribuyen al buen
funcionamiento de la cámara oscura.
Siguiendo con el paralelismo: el
obturador que encubre el objetivo de la cámara
fotográfica está representado por los párpados,
el objetivo está constituido por un sistema de
lentejas, la córnea y el cristalino, el
diafragma es formado por una membrana (el iris)
que rodea la pupila por doónde
pasan los rayos luminosos, la placa sensible
corresponde a la retina, membrana nerviosa que
empapela el fondo del ojo propiamente dicho,
constituido por una red extremadamente
desarrollada de muy pequeñas arterias.
La caja es
una membrana fibrosa (la esclerótica) que
contiene los distintos elementos del ojo. Para
garantizar una visión normal, todos los
elementos del ojo deben
estar
intactos. Son todos esenciales.
Los
elementos musculares desempeñan un papel capital
para dirigir los rayos luminosos con precisión
sobre la retina. Los músculos insertados sobre
los globos oculares dirigen la mirada como una
cámara. Como la visión se hace en relieve
gracias a los dos ojos, estos músculos
propician la convergencia de los rayos
luminosos para garantizar la fusión de las
imágenes.
El
diafragma del ojo se abre y se cierra gracias a
los músculos situados en el iris, permitiendo a
la pupila aumentarse o estrecharse, según la
intensidad de los rayos luminosos.
La
curvatura de la lenteja es modificada por una
musculatura particular adjunta al cristalino.
Los
elementos transparentes están constituidos por
la córnea y el cristalino. El interior del ojo
contiene también líquidos transparentes, de
naturaleza ácuea delante del cristalino, y
gelatinosa (conteniendo un 98,7% de agua) detrás
del cristalino.
Los
elementos nerviosos situados en la retina
implican células especializadas para la visión
coloreada
de un lado, y del
otro para la visión en blanco y negro.
Los elementos vasculares forman una red muy rica,
destinada a la aportación de oxígeno y materias
nutritivas necesarias para el metabolismo de las
distintas partes del ojo.
Para ver
claramente, el ojo debe ser capaz de adaptarse a
la visión de legos
y de cerca. Esta adaptación de la visión pone en
juego dos formas de mecanismos dependientes de
la musculatura del ojo: la convergencia y la
acomodación.
Cada ojo
es animado por seis músculos oculomotores que
permiten dirigirlo en distintas direcciones. Los
ejes de visión de los ojos convergen para fijar
un mismo punto, como dos rayos luminosos
convergen sobre un artista en escena. Este
mecanismo de convergencia pone en juego los
distintos músculos oculomotores.
La
acomodación garantiza el enfoque de la imagen
sobre la retina por medio del cristalino,
verdadera lenteja
da
curvatura variable. Una musculatura
especializada es anclada a la periferia del
cristalino para volverlo convexa
o planea
según las necesidades.
La adaptación
de la visión depende, por lo tanto, de todo un
sistema de músculos cuya tonicidad es necesaria
para una visión correcta.
La involución generalizada de la musculatura en
la enfermedad andropausia afecta
a
los músculos oculares. Los
desórdenes de
la visión que aparecen hacia
los
cuarenta y cinco años
dan
la alarma del deterioro hormonal.
La
presbicia
es una anomalía de la visión, un defecto del ojo
que distingue mal los objetos
cercanos,
como consecuencia de una
disminución de la elasticidad del cristalino y
su poder,
de acomodación o de relajación,
del músculo especializado que garantiza las
modificaciones de curvatura del cristalino. Se
manifiesta en el inicio de la enfermedad
andropausia. El cristalino pierde la
flexibilidad que permitía antes una lectura
de
cerca
sin problema y sin cansancio. La
acomodación se vuelve más difícil y poco a poco,
el lector debe alejar el libro o el diario que
quiere leer.
La
distancia normal de lectura oscila en torno a
los 33 centímetros. Por debajo de
los
45 años esta distancia es más
corta. Hacia
los 50 años es de 40 centímetros, hacia
los 60 años es del orden del metro. Los
hombres con enfermedad andropausia tienen a
menudo los brazos demasiado cortos para leer.
Como no es posible alargarles los brazos, la
solución reside en la utilización de gafas.
Muchos
dirán que no son verdaderas gafas,
sino “gafas de trabajo”, “gafas para leer”,
“gafas de descanso”. Observación que
tranquiliza.
Pero que no impide
la
traba.
Este fenómeno es causado por la
involución senil que es necesario retrasar a
toda costa,
tomando conciencia de la insuficiencia hormonal
que implica. La expresión popular en francés
"Bonjour
lunettes, adieu quéquette"
(“Buenos
días gafas, adiós pene”) resume perfectamente la
situación.
Este
fenómeno anuncia
otros
más graves:,
la catarata, el glaucoma y el desprendimiento de
la retina.
La
catarata
es la opacidad parcial o total del cristalino.
La palabra
“catarata”
se origina en una creencia antigua y
errónea,
según la cual la catarata consistía en una
especie
de cortina
que caía como un “salto de agua” en el ojo, con
resultado
del oscurecimiento de la pupila. Se
pensaba que era el líquido cerebral que se
extendía sobre la pupila.
Realmente,
la
opacidad es causada por la acumulación de
líquido entre las fibras del cristalino. Inflan,
se rompen y forman ruinas irregulares que opacan
progresivamente la lenteja. Las causas de
catarata son múltiples. Entre ellas, la catarata
degenerativa o senil ocupa el primer lugar por
su frecuencia.
Es una
afección
de la edad avanzada, pero se desarrolla a veces
hacia
los
cuarenta años.
Lo
normal
sería que los dos ojos estén
nivelados, pero la
opacidad
progresa más rápidamente en uno de
los ojos. La
opacidad
completa del cristalino se
produce durante un tiempo variable que va
de algunos meses a varios años. Puede
estabilizarse
en cualquier fase de la evolución.
Al
principio, los síntomas se manifiestan por una
disminución de la agudeza visual con una
impresión de niebla que disimula los contornos.
A continuación, son los deslumbramientos y la
necesidad
de
poner su mano
como visera cuando la luz es intensa, la
visión
se vuelve más cómoda
con
luz escasa.
Estas señales de alerta deben hacer consultar
inmediatamente a un oftalmólogo. Cuando la
catarata avanza demasiado, se puede retirar el
cristalino enfermo y afortunadamente sustituirlo
por un cristalino artificial. Se hicieron
grandes progresos en este ámbito y se dispone,
hoy, de cristalinos artificiales anti
deslumbramientos.
Más allá
del tratamiento oftalmológico clásico, no es
necesario olvidar que la catarata evoluciona
sobre un fondo de decaimiento global del
organismo. A no perder de vista, en cierto modo.
Es aquí donde es
necesario actuar de manera preventiva.
Rápidamente.
La transparencia del
ojo está garantizada por un metabolismo complejo
que hace intervenir
a
las
vitaminas y las hormonas.
Estas últimas
influyen de
una manera decisiva sobre las
arterias muy
pequeñas
del ojo y su metabolismo de glucosa y calcio.
La
enfermedad andropausia es un desorden vascular
permanente que causa la arteriosclerosis, la
aterosclerosis y la hipertensión arterial. Las
arterias
muy pequeñas que constituyen el final de
la red arterial son especialmente vulnerables.
Constituyen la parte fundamental de la
vascularización del ojo. La diabetes y la
intolerancia a los azúcares deben combatirse
hasta el último
resto de las energías ya que aumentan el
riesgo vascular. Por otra parte, el metabolismo
del ojo tiene necesidad,
imperativamente,
de la glucosa que es necesaria para el
mantenimiento y para la renovación del
cristalino. Para
que esta penetre,
la tasa de calcio de los tejidos orgánicos debe
ser normal. Ahora bien, la enfermedad
andropausia causa un déficit cálcico del
conjunto del organismo y el cristalino
también
se ve afectado.
Al regularizar el
metabolismo de la glucosa y del calcio, las
hormonas masculinas participan en la prevención
de la catarata.
El
glaucoma
es una enfermedad del ojo caracterizada por un
aumento anormal de la tensión en la cavidad
ocular. La tensión del ojo es variable y se
sitúa, generalmente,
entre 20 y 25 milímetros de mercurio. La subida
anormal de la presión en el ojo resulta de un
mecanismo particular. El humor ácueo que
alimenta el cristalino es evacuado normalmente
por pequeños poros situados en el ángulo formado
por el iris y la córnea. Estos pequeños
canalículos se rodean de
un tejido fibroso que participa en el
decaimiento general de los tejidos de apoyo.
Resulta un estrechamiento de los poros y un
cierre del ángulo por donde
el humor ácueo se evacua. Como el humor se
secreta permanentemente, una presión se ejerce
delante del cristalino, la pupila forzada por la
abundancia del líquido se amplía, y la
hipertensión se transmite
por
toda
la cavidad ocular. El nervio
óptico comprimido degenera, implicando la
ceguera. En cuanto un problema de la vista se
manifiesta, no es necesario dudar en consultar a
un oftalmólogo ya que existen soluciones para
corregir esta
temible afección.
El tratamiento de
fondo no debe descuidar la administración de
hormonas masculinas que actúan favorablemente
sobre el tejido fibroso que rodea los poros,
por donde
se elimina el humor ácueo.
El desprendimiento
de la retina
El fondo
del ojo, la retina, es empapelado por una
membrana nerviosa que contiene las células
sensoriales
de la visión. Se basa en una membrana vascular,
verdadera red alimenticia del ojo constituido de
pequeñas arterias y naves capilares.
Las perturbaciones
hormonales de la enfermedad
andropausia
y
menopausia
causan el estrechamiento y
el espasmo arterial,
especialmente peligrosos en una red arterial
terminal.
Le siguen
los
desórdenes de la oxigenación de la retina,
que se altera y se desprende del fondo del ojo.
Al
principio, se perciben atisbos vivos y la
agudeza visual disminuye. Cuando la retina es
desprendida, el campo visual
se estrecha y la visión es velada por una
sombra que se asemeja a una cortina. Es
necesario operar precozmente las zonas quitadas,
utilizando la fotocoagulación al láser que
permite estabilizar
la afección.
Degeneración macular asociada a la edad (DMAE)
La
degeneración macular senil es una enfermedad de
la retina causada por una degeneración
progresiva de la parte central de la retina (la
mácula), que puede aparecer a partir de la edad
de 50 años, y más frecuentemente a partir de
los
65 años, causando un
debilitamiento importante de la visión que
empeora con la edad. Las causas
generalmente incriminadas son la influencia
genética, la hipertensión arterial, la radiación
ultravioleta y el desequilibrio alimentario.
Según la Organización Mundial de la Salud
la insuficiencia circulatoria, con disminución
del flujo arterial en la región macular,
desempeña también un papel. La
DMAE es la tercera causa mundial de deficiencia
visual y representa un 8,7% de las causas de
ceguera. Es la primera causa de deficiencia
visual en los países industrializados.
¿En
tanto
se conoce la importancia de la influencia de las
hormonas masculinas en la red arterial, se puede
descuidar el tratamiento hormonal preventivo? Los
desórdenes de
la visión del hombre con enfermedad
andropausia son el resultado de importantes
reorganizaciones vasculares, fenómenos de
esclerosis, perturbaciones de la glucosa y el
calcio, consecuencias de una insuficiencia de
secreción de hormonas masculinas.